El Premio Strega
- Juan Jesus Jiménez
- 25 mar
- 2 Min. de lectura
En una cálida noche de julio en Roma, la atmósfera en el Jardín de los Naranjos de la Villa Giulia se carga de expectativa. Escritores, editores y críticos se reúnen bajo las luces tenues, esperando el anuncio que coronará a una nueva voz de la literatura italiana. Es la ceremonia del Premio Strega, el galardón literario más prestigioso del país, un reconocimiento que puede catapultar una carrera o consagrar a un autor para siempre.

El premio nació en 1947, en una Italia que intentaba reconstruirse después de la Segunda Guerra Mundial. Su creadora, Maria Bellonci, una intelectual romana, lo concibió como una forma de revitalizar la cultura a través de la literatura. Junto a su marido, Goffredo Bellonci, y un grupo de amigos escritores (apodados "Los Amigos del Domingo"), establecieron un sistema de votación inusual: un jurado compuesto por 400 personalidades del mundo cultural, desde académicos hasta artistas.

El nombre del premio proviene de un licor: el Strega, producido por la destilería Alberti, que desde el principio patrocinó el galardón. La bebida, con su distintivo color amarillo y sabor herbal, se convirtió en un símbolo del premio, y hasta hoy los finalistas reciben botellas como obsequio.

El primer ganador fue Ennio Flaiano con Tiempo de matar (1947), pero fue Cesare Pavese, en 1950, quien consolidó el prestigio del premio con La bella estate. Desde entonces, el Strega ha reconocido a autores fundamentales como Elsa Morante (La historia, 1974), Primo Levi (Si ahora no, ¿cuándo?, 1982) y Umberto Eco (El nombre de la rosa, 1981), aunque curiosamente, Eco no ganó con su obra más famosa, sino con Baudolino en 2001.

En las últimas décadas, el premio ha diversificado su alcance. Elena Ferrante, la misteriosa autora de La amiga estupenda, estuvo cerca de ganar en 2015, pero el galardón fue para Nicola Lagioia. Sin embargo, el Strega sigue siendo un termómetro de la narrativa italiana, aunque no exento de polémicas: algunos críticos lo acusan de ser demasiado "romanocéntrico" o de favorecer a las grandes editoriales.

Más que un simple premio, el Strega es un ritual literario, un reflejo de las pasiones y tensiones de la cultura italiana. Cada año, cuando se anuncia el ganador, no solo se celebra un libro, sino una tradición que sigue definiendo qué significa ser un clásico en Italia. Y mientras las luces de la ceremonia se apagan, queda claro que, en el mundo de las letras, el Strega es mucho más que un licor: es un símbolo de excelencia.
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