La Costa Amalfitana: un tesoro de Italia que encanta al mundo

Enclavada entre acantilados escarpados y el brillante azul del mar Tirreno, la Costa Amalfitana es uno de los paisajes más espectaculares del mundo. Este tramo de costa, situado en la región de Campania, al sur de Italia, no solo es un destino turístico de ensueño, sino también un lugar cargado de historia, cultura y secretos que han fascinado a viajeros durante siglos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, la Costa Amalfitana es mucho más que una postal perfecta: es un escenario vibrante de historias y maravillas.

Sabías que... las limas de Amalfi, conocidos como sfusato amalfitano, tienen una historia que se remonta a la época romana. Los marineros medievales los llevaban en sus barcos para prevenir el escorbuto, gracias a su alto contenido de vitamina C

Imaginemos el primer vistazo al lugar: una carretera sinuosa, conocida como la Strada Statale 163, que parece desafiar la gravedad mientras abraza los acantilados. A un lado, el abismo del mar, y al otro, los pueblos que cuelgan como joyas sobre el paisaje: Amalfi, Positano, Ravello y muchos más. Cada uno de ellos cuenta su propia historia, desde los días de la antigua república marinera de Amalfi hasta su transformación en un refugio para artistas, escritores y celebridades.

Sabías que... Villa Rufolo, en Ravello, inspiró a Richard Wagner para componer partes de su ópera Parsifal. Desde sus jardines se disfruta de una de las vistas más impresionantes de la costa

Uno de los aspectos más fascinantes de la Costa Amalfitana es su mezcla de naturaleza y arquitectura humana. Los habitantes han moldeado la tierra a lo largo de los siglos, construyendo terrazas para cultivar limoneros que producen los famosos limones de Amalfi, ingrediente esencial del limoncello. Cada sorbo de este licor captura el espíritu de la región: brillante, fresco y lleno de vida.

Sabías que... según la mitología griega, las sirenas que intentaron seducir a Ulises vivían en las cercanas islas Li Galli, visibles desde la costa. Estos islotes son ahora propiedad privada, pero su misticismo aún perdura